22 may 2016

Ayer me vi

Ayer me vi

Ayer me vi caminando por la acera. La infancia me hacía suyo; un pequeño niño deambulando por el camino. Estaba ajeno a todo lo que le rodeaba; manos en el bolsillo, audífonos en los oídos. Caminaba sin ver en dirección a la parada, recién salido de la escuela.

Quise seguirme pero estaba inseguro; indeciso de si avanzar o dejarlo partir a su destino. No podía dejar de verlo. Su cabello crispado, sus ojos verdes, sus brazos cortos y delgados. Tan indefenso con el mundo que lo rodeaba. Tan solo…

Quería hablarle. No sabría por dónde comenzar de tanto que quería decirle. Quería sentarme a su lado y entablar una conversación que no olvidara jamás; ser el primero en estrecharle la mano. Oleadas de palabras se me ocurrían y dudaba que tuviera tiempo suficiente para que las escuchara todas.

Quería decirle que no estaba solo aunque así se sintiera; que me tenía a mí, que se tenía a sí mismo y eso era lo más importante. Por más que se sintiera desolado, la compañía de su sombra no lo abandonaría y a ella debía aferrarse. Su mejor amigo debía ser su reflejo.

Quería decirle que no tuviera miedo del miedo, que confiara en él. Que una vez encontrada su pasión, la abrace como se abraza a una amante y no la suelte por más que el suelo tiemble. Debía decirle que confiara en su talento, en sus habilidades, y luchara ferozmente por mejorar sin permitir que nadie lo hiciera dudar. Escoger su destino como quien escoge el tren a seguir, sin rendirse, sin doblegarse. Aprender a ser intransigente. Escribir como si no hubiese un mañana, pues será entre letras donde purificará su alma. Ahí es donde hallará fuerza y motivación. Es entre letras donde sentirá por primera vez lo que es la pasión.

Deseaba sentarme a su lado y que escucháramos juntos la misma música, que la cantáramos para relatarle que, pasara lo que pasara, no debía quitarse los audífonos. Que escuche cada canción como si fuera un llamado del cielo; que las recite a todo pulmón, que las aprenda al revés y al derecho. Esas canciones serían la cobija en noches frías; maestros sabios que lo guiarían cuando estuviera perdido. Sería en la música donde encontraría esos referentes que su familia no le ofrece. Hombres admirables que comparten sus ideales. Ellos le darán esperanza.

Quería hablarle de esos errores que cometería; esos fallos imperdonables. Le esperaban tantas caídas, tantos tropiezos… Necesitaba colocarle la mano en el hombro y decirle que no se dejara derrumbar, que se mantuviera fuerte. Que no hay hombre existente sin equivocaciones y de las suyas saldría adelante. Todo estaría bien. Debe aprender que el dolor será terrible y angustioso, que dudará de todo; se sentirá un fracasado por demasiados amaneceres y esa imagen adjudicada por cuenta propia se apoderaría de él, pero no podía permitirlo. Quería aconsejarle que se mantuviera firme cuando el cielo se cayera, que protegiera sus alas para que volara cuando lo deseara. Que al final, lo importante es seguir volando. No es un mediocre, jamás lo ha sido y jamás lo será; sin importar lo que le diga quienes lo rodean.

Tenía que hablarle de sus dudas, de sus temores; enseñarle que la grandeza está a su alcance pero debe buscarla, porque no vendrá sola. Debe ser consecuente, buscar  una meta y lanzarle hacía ella sin tener miedo de no lograrlo. Él no lo sabe, nadie se lo ha dicho, pero es capaz de grandes cosas que con el tiempo demostrará. Aprenderá que la grandeza es mental, es espiritual, y  puede ir tras ella pues es tan digno como cualquiera. La sabiduría es un tesoro lejano que siempre estará buscando y jamás sabrá cuando la encuentre. Mientras camina se cuestiona todo: amor, religión, odio, perdón, amistad, estudios, trabajo. Demasiadas preguntas para un niño que no tiene a quien preguntarle. Pasará muchas noches sin dormir hablándole a las paredes, escuchando una voz interna respondiéndole.

Quería decirle que es uno más, no uno menos.

Vale más llorar en los brazos de tu madre que a solas en la habitación; y respecto a ellos debía decirles que los perdonara por sus errores, porque ellos siempre lo perdonarían. Tal vez no sean los padres perfectos, pero él no es el hijo perfecto y se tienen el uno al otro; que los escuche pero sin perder el criterio propio, pues incluso ellos pueden errar. Pero sobre todo, que les hablara, que les contara sus fantasías y añoranzas en cada oportunidad; que les abrazara y bromeara con ellos buscando siempre una sonrisa. Sin importar que su padre le respondiera con el silencio, sin importar que su madre le regañase tanto. Debí haberme sentado a su lado y decirle que se acercara a ellos, que no permitiera crear la distancia entre padres e hijos pues eso lo condenaría.  Y sin olvidar a sus hermanas… quería decirles que ellas están tan perdidas como él, y el hecho de que sea el hijo menor no lo hace mudo de opiniones. Que les hable a sus hermanas, que las ayude cuando pueda. Tal vez así logré marcar una diferencia en sus vidas y ellas en las suya; en vez de un silencio crepuscular al pasar uno al lado del otro por el pasillo del apartamento. Su familia siempre será problemática. Su padre le gritará que fue un error haberlo tenido; su madre llorará preguntándose en que falló como para que él fuera como es. Esas heridas no sanarán, pero puede volverse lo suficientemente fuerte para aguantar el peso. Puede seguir amándolos.

Debía informarle que algún día un ángel se le aparecerá en forma de amiga y ella sería la primera en prestarle atención, la primera en escuchar lo que tuviera que decir; una personita muy especial, a veces algo difícil de llevar, pero la primera en querer saber el porqué de silencio; la primera en preguntarle “¿Estás bien?”. Detalle que él le agradecerá toda su vida. Después llegarían otros también dispuestos a hacerlo. Debe abrir su corazón y dejar que entren, quitarse la armadura y permitirse conectar con otras personas. Nadie se lo ha contado, pero allá fuera hay muchas personas buenas y él puede conocerlas. Pagarles su amistad con lealtad, con ayuda; y sin importar cuantos lo traicionen o le fallen, mantenerse fiel a sus ideales. No dejar que arruinen su visión del mundo donde podemos ser algo más que simples egoístas.

Debe preocuparse más por sí mismo pero sin olvidar a los demás.

El niño se subió a un autobús y yo lo seguí. Me senté unos asientos por detrás y le presté atención. Él observaba a todos los pasajeros, a todos los transeúntes de la calle; los estudiaba preguntándose cómo serían sus vidas. ¿Serán felices? ¿Se puede ser feliz? Me hubiese gustado sentarme a su lado y decirle que sí, pero solo por momentos. Él seguía observando  con expresión sería ocultando unos pensamientos demasiados complicados para un niño; enigmas que no podía resolver. Alguien debía decirle que más vale una sonrisa que un ceño fruncido. Que un día puede ser bueno si desde el comienzo te propones que así sea. Todo es cuestión de actitud, de deseo, de la forma en que veas el mundo; y la suya, su visión, era demasiada oscura. Quise decirle que pensara de otro modo, que la vida puede ser mejor de lo que parece; ofrece más de lo que muestra.

Debía advertirle de todo lo que estaba por pasar. En el futuro perdería personas; algunas se irían arrastradas por la muerte, otras por su propio pie. Ninguna volvería. Y a él le dolería, le dolería muchísimo. Quería decirle que ese dolor no sería eterno, que volvería a contar chistes sin sentido y a jugar con su imaginación. Necesitaba saber que no siempre sería su culpa; muchas veces el destino sería quien le quitara a esos seres, otras sería la naturaleza humana, esa que él no entiende. Debía decirle que las personas que se van caminando y no vuelven son las que no lo merecen, son las que no lo aprecian; pero habrá otros que le darán su justo lugar.

Debí advertirle de lo decepcionado que se sentiría de sí mismo, y de la decepción que brillaría en los ojos de sus padres; pero él no es tan mal chico como cree. Tiene mucho para  dar pero no lo sabe y por ello no se esfuerza. Se limita a vivir, a existir y dejar que los fallos sean quienes lo guie, sin tomar decisiones o dar pasos hacia adelante. No es un inútil, como cree. Tiene talentos, tiene sueños, y tiene una gran inteligencia que debe desarrollar.

Quería decirle que abrazara a sus hermanas, que abrazara a sus amigos, que abrazara a su familia siempre que lo necesitase; que deje de reprimirse y de suplicar en silencio el contacto de terceros. Sé que implora el calor de los “te quiero” que nunca ha escuchado y de los que dudará en futuro.

Quería decirle que perdone siempre que su bondad se lo permita, y que pida perdón aunque el orgullo intente detenerlo.

Nunca debe dar un paso atrás a la hora de ayudar a un amigo. Nunca debe dar un paso atrás cuando quiera defender lo que piensa.

Debe preocuparse por ser único; tal vez nunca lo consiga, pero el hecho de que lo intente ya lo hace especial.

Quería aconsejarle que fuera valiente, que fuera sincero. Dirá muchas mentiras y luego se arrepentirá de cada una de ellas. Se sentirá sucio y rastrero, pero siempre puede cambiarlo si coloca en su boca la sinceridad.

Quería decirle que, en el espejo, se viera a los ojos y no a la cicatrices.

Quería decirle que siempre tendría preguntas, pero el hecho de buscar las respuestas es lo que hace la vida interesante.

Que no dejara de creer en el amor, aunque este lo lastimara. Que lo siguiera buscando pues algún día lo encontrará.

Lo veo ahí sentado y me pregunto como nadie más puede notar su soledad.

Tiene muchas historias en la cabeza. Fantasías infantiles convertidas en maravillosas creaciones que lo hacen elevarse a su propio mundo cuando el resto de la existencia le aburre. Debe tener cuidado con eso, porque muchas veces las fantasías lo alejaran de la realidad.. Él aún no sabe que muchos de esos sueños puede hacerlos verdad con el suficiente empeño. 

Le aconsejaría que robara todos los besos que pueda cuando se le presente la oportunidad, o se arrepentiría después. Que no tema demostrar sus sentimientos, que no oculte los “te quiero” en sus dedos. Que diga tantos “Te amo” como le nazcan.

Quisiera abrazarlo; hace mucho tiempo que nadie lo hace y él lo necesita. Se pregunta quien lloraría si su nombre estuviera en un la lápida. ¿Alguien derramaría una lágrima si la muerte lo alcanzara? Probablemente no, o al menos eso es lo que piensa. No sabe que un niño tan pequeño debería pensar en la vida y no en la muerte. Quiere saber quién lo quiere y cuánto. Pensó en preguntárselo a su mamá y lo intentó, pero en el último momento se arrepintió con el nudo en la garganta y regresó corriendo a encerrarse en su cuarto quedándose con la duda.

Quisiera darle todos estos consejos porque sé que nadie más se lo dará. Muchos le gritarán y lo insultarán como si se lo hubieran enseñado, pero no; él tendrá que aprenderlos todos solo y para ello requerirá muchos años. Experiencias como balas, una tras otra y apenas visibles; demasiadas para su gusto. Momentos buenos y momentos malos; momentos vacíos que son los peores porque nada duele más que una historia sin moraleja.

Quiero sujetarlo por los hombros, mirarlo a los ojos y decirle lo orgulloso que estoy él; nadie se lo ha dicho nunca y eso lo está matando. Ansia escucharlo; no lo dice, no lo comenta, pero sueña con ese momento.  Cree que si no se lo dicen es porque no lo merece. Lo que si le dicen es que debe cambiar, que debe ser mejor; pero no le explican cómo. Le gritan que todo lo que hace está mal, pero nadie le explica cómo hacerlo bien. Él quiere mejorar, de verdad; quiere superarse, pero no conoce el camino. Nadie lo guía. Empieza a creer que no hay uno. Quisiera decirle que no existe uno, sino varios, cientos, millones, y que él puede escoger el que le plazca siempre y cuando no se desvíe.

Se baja del autobús y yo me bajo con él. Lo sigo y me detengo el pie del edificio. Él entra y desaparece por las escaleras. Lo conozco lo suficiente para saber que entrará sin saludar a su familia y se meterá en su cuarto donde seguirá escuchando música hasta que llegue la noche y el sueño lo atrape. Quisiera decirle que despierte; la vida se vive con los ojos abiertos.

Me siento mal por no haberle dicho nada, pero en cierto modo, no estoy preocupado. Lo conozco, se dónde está y a dónde irá. La va a tener difícil en algunas ocasiones, y cometerá tantos errores que no los puedo contar. Vivirá experiencias para las que no está preparado. Llorará, gritará, pero también reirá. Confió en él. Aún no lo sabe, pero es fuerte, muy fuerte; va a resistir todo lo que se le venga encima. Tiene un corazón muy grande y perdonará a todos los que lo lastimen; jamás se dejará dominar por el odio. Es muy inteligente; será un buen consejero y  encontrará respuestas que lo tendrán más tranquilo.  Será un buen amigo y muchos le pagaran con la misma moneda.  Ganará el respeto de muchos y la admiración de pocos. La soledad  y el fracaso seguirán ahí acechándolo, queriendo devolverlo a su reino, pero él les plantara cara; usando escudo y espada las enfrentará, a veces ganará y otras perderá, pero siempre combatiendo. En el fondo es un guerrero que enviaron a la batalla con una espada pero sin enseñarle como usarla. No importa, el aprenderá a punta de puñaladas, de cortes y golpes en el pecho. Como sea, pero aprenderá.

Ese niño es un buen niño y algún día será un gran hombre.

Confío en él aunque nadie más lo haga. Será de esos pocos que se atreven a enfrentar sus demonios. Un mal día se despertará una mañana y dirá “basta”. Un mal día despertará diciendo “Es mi turno de hablar.”

Le aconsejo a quien me lea, que se aprenda su nombre: John Molina; él se asegurará de que el mundo lo conozca. Paso a paso creará un legado.

Está triste, perdido, solo.  Pero al final, de algo estoy muy seguro: Estará bien.
Estoy orgulloso de él.


‒‒‒
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¡Gracias por leer!

12 comentarios:

  1. Hola John!!!
    Una entrada extensa pero muy buena :D
    Nos leemos, besos ^^

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  2. "A mi yo de ayer"... A esa persona que fui le quiero decir: Sin ti no seria quien soy hoy.

    Afortunadamente has sabido caminar por el camino correcto, por mas horrible que este sea no has desertado de él, eso se aplaude y espero no se te suba al ego nada de lo que estas a punto de desatar... ;P
    Como diria cierta persona: Mis mejores deseos y MUY BUENA VIBRA!!!

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    1. Trataré de controlar mi ego xD. Si, es un camino dificil, pero eso no importa. Gracias por leer, amiga mia :3

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  3. Hola, primera vez que veo tu blog, jaja si tenía que mencionarlo.
    Escribes potentemente. es muy original, no se me habría ocurrido escribir una idea así, pero es genial, porque a pesar de que describes a alguien en concreto, los lectores se pueden reflejar en tus palabras. De hecho me pasó muchocon ciertos párrafos. Lo que sí, debo admitir que al ser un relato largo, me cansaba tanta potencia, pero descansaba cinco segundos y seguia leyendo jajaja
    Emm yo también tengo una cosas escritas, me encantaría que le hecharas un vistazo y me dieras tu opinión, sería de gran ayuda:
    http://belenrosero.blogspot.cl/search/label/relatos?m=1

    Eso, nos estamos viendo. Saludos

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    1. Belén, bienvenida a este humilde blog :3. Creo que todos hemos vivido situaciones parecidas, por eso podemos identificarnos. La verdad no me di cuenta de lo largo que era el texto hasta que lo publiqué. Será un placer pasarme por tu blog y que nos sigamos leyendo. Un saludo.

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  4. Hola!

    No conocía tu blog, pero lo cierto es q creo q escribes realmente bien, me ha encantado la idea, super original y muy bien narrada. Enhorabuena.

    Te iré leyendo, saludos!

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    1. Hola Mahalta, bienvenida al blog. Que bueno que te gustara, te doy las gracias por leer :3 Un saludo

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  5. Es bueno conocer gente, y mas aun cuando esas personas se toman la libertad y la confianza de regalar un pedazo de su vida, en un mundo donde la privacidad es algo fundamental, solo algunos la hacen un arte. Gracias por compartir tu vida con nosotros...
    ¿Quien no quisiera toparse con su yo del ayer y darle ánimos para seguir adelante?

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    1. Estan esos detalles privados como: la direccion de nuestra casa, numero de cuenta del banco, datos personales... Que son fundamental. Y luego estan esos otros detalles que son simplemente como somos, que somos, quienes fuimos, que pensamos...

      Estos ultimos depende de cada quien contarlo. Ya vez que, por mi parte, no me da miedo mostrarme.
      Un saludo muy grande y gracias por leer!

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  6. Me has dejado sin palabras y eso es raro en mí. Es un texto excelente, John. No sólo está escrito divinamente y trasmite muy bien los sentimientos, sino que también el mensaje es muy poderoso.
    Todos estuvimos alguna vez perdidos, o aún lo estamos, y la verdad es que es una perdida de tiempo ponerse mal por eso, todos deberíamos estar despiertos como decis.
    Y por último, la parte final, donde reclamas tu lugar en el mundo, tu huella me pareció simplemente increíble.
    Te felicito por este trabajo, te mereces un aplauso de pie.
    Un beso!

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    1. Me sonroja que te haya gustado tanto, Mica. Creí que al hacerlo tan personal, los lectores no conectarían con el texto, pero creo que en el fondo, todos vivimos experiencias similiares.

      Eso es lo que debemos hacer, ¿no? Reclamar nuestro lugar en esta tierra :3

      Muchas gracias por leer y por tu comentarios n.n

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