29 jul 2016

Escritura

Escritura



Te necesito. Ya me has salvado en más de una ocasión y hoy, nuevamente, requiero de tu fuerza. Hoy vuelvo a necesitar de ti; que bajes la mirada, me mires y me brindes una sonrisa. Necesito que seas mi motivo para sonreír; una meta, una esperanza. Hoy necesito que me recuerdes lo que he olvidado, y lo que posiblemente olvidaré en un futuro. De nuevo las cadenas se cierran y estoy tras las barreras. Una vez más todo se me presenta como una quimera. Quiero que me recuerdes que puedes ser real, y que pase lo que pase no me vas a abandonar.  Tú fuiste la semilla que inició todo esto; quien me dio un propósito y me enseñó auto-respeto. Debes volver se presentarte, hablarme, abrazarme; prometer no abandonarme. Debes recordarme que hay un futuro aunque no sea seguro, pero que mientras te mantenga a mi lado alejaremos lo oscuro. Necesito que me digas que tengo posibilidades. Recuérdame que hay talento en mi interior y que tú eres el medio para llevarlo a las realidades. 
Estoy recordando aquellos días estando encerrado, esos días cuando aún no te había encontrado. Soñaba contigo aunque no te conocía; era como un creyente en busca del mesías. Luego apareciste como si fueras un ángel, un arcángel, y yo andaba por ahí más perdido que Dante. Me dijiste que estuviera tranquilo y sobre ti me apoyara, me mostraste un camino que antes no vislumbraba. Pero ahora el camino vuelve a opacarse; a alejarse, marcharse, como una flor al marchitarse. Hoy vuelvo a dudar, a temer, a llorar; y solo tú eres quien me puede salvar.
Recurriré a ti muchas veces, espero eso no te moleste; llevo cosechando nuestra amistad desde hace treinta y seis meses.  Me he reunido contigo en las mañanas, por las tardes y las madrugadas; has sido la perfecta compañera en mi almohada. Te he besado, acariciado, y aunque a veces me he alejado, siempre que regreso me estás ahí esperando. Y volvemos a encontrarnos como dos amantes olvidados, que tienen de nuevo un reencuentro apasionado. Yo en ti vierto ideas, tú las conviertes en realidades. Sobre ti suelto lágrimas y las conviertes en paisajes. Gracias a ti dejo volar mi imaginación; eres mi eterna compañera en esta sucia habitación.
Tienes muchos nombres y no sé cómo llamarte. Solo sé que desde que te encontré  me da miedo fallarte. Trato de ser constante pero a veces se complica, la vida me aleja mientras tu voz  que me quede me suplica. Espero me perdones el descuido, pero te aseguro que mi sentimiento por ti sigue vivo. Te necesito, creo que no sabes cuánto.  Si no fuera por ti, ahorita no estaría andando. Me salvaste la vida, amiga querida. Sanaste heridas convirtiendo penas en poesías. Te necesito, quiero volver a repetirlo, sobre todo en este momento te necesito. El suelo está temblando, no sé si puedes sentirlo; yo lo siento y temo por mi temple: van a destruirlo. Pero tú eres mi escudo y mi espada; en el fondo siempre hemos sido tú y yo en contra la armada. Por favor mantente firme, así podré estarlo contigo; si tú caes, yo caigo; así somos los amigos.
Hace un tiempo me diste fuerza y voluntad; he estado contigo por diversión pero ahora es por necesidad. Se acerca la tormenta,  somos dos contra cincuenta. Debes ser los pies de esta alma que se desalienta.
Me has dado todo y yo todo de mí te he dado; los enemigos que vienen están en nuestra contra, lo han acordado. Quieren romper este enlace, buscan un fatal desenlace; saben muy bien la falta que me haces. No podré solo, pero solo no estoy jamás; ya me has salvado y sé que me volverás a ayudar. Se vienes días turbios, lo puedo oler en el aire; si la tristeza subió, es para causar desaires.  Antes de que comience la batalla quiero que sepas que estoy agradecido; gracias por los bellos momentos, gracias por cumplir lo prometido. Gracias por quitarme el crucifijo, anular los sufijos; solo por ti tengo por fin un destino fijo. Te amo, haré lo que pueda por no soltar tu mano. ¿Ves mis ojos? Sabes lo mucho que han llorado. Pero tú lo has secado y sé que lo volverás a hacer; mientras estemos juntos nos temerá el mismísimo lucifer.
Aquí vienen, se están acercando. Afilan sus armas, se están preparando.
Aquí vienen, Escritura, ¿lista para luchar? Somos tú y yo, vieja amiga. No hay vuelta atrás.

------

         ¿Y tú a quién recurres cuando estás por caer? Si te gustó la publicación, compártela, por favor; eso me ayudaría mucho. Sígueme en mis redes sociales: Facebook y .Twitter
         ¡Gracias por leer!

19 jul 2016

Nota de suicidio



                Nota de suicidio


Y aquí estoy una vez más bailando entre palabras con la hoja en blanco. Ella me mira y, socarrona, me reta a expresar todo pensamiento y sentimiento a través de letras, metáforas y razonamiento. Estoy algo asustado, no sé si esta vez vaya a poder lograrlo. Hay demasiado de donde exprimir la esencia de mi momento; este segundo en el que escribo aprovechando en mi interior me aclaman voces exigiendo una decisión. Usualmente esas voces son contradictorias y mantiene  un perenne debate, pero hoy se han puesto de acuerdo en una opinión unánime. Hoy debo hacerles caso… Los últimos años de mi vida ser escritor ha sido mi carta de presentación, así que me parece convincente que también sea mi carta de despedida.
No estoy seguro de por donde comenzar y dudo que algo de lo aquí escrito vaya a tener sentido. Un escrito nace del alma de su creador, y en este momento, quien escribe estas palabras, no haya lógica básica en su modo actuar. Sólo está aquí, deseando que alguien lo detenga pero sabiendo que no sucederá, y que él seguirá adelante hasta las últimas consecuencias.
No sé cómo tengo fuerzas para escribir esto; supongo que es mi último suspiro. El cansancio acumulado ya no es una roca gigantesca sino una cadena de espinas que se aprieta cada vez en mi cuello, mientras la silla en donde me poso tambalea y amenaza con caerse. Está esperando que le dé una patada para que pueda liberarse de mí y dejarme colgado en el aire. Hoy su espera ha terminado.
Supongo que no era difícil de prever como terminaría. He sido un soñador que escapa de la realidad de cualquier forma que encuentre. Un visionario sin visión que no sabe convertir fantasías en realidades, sino que se sumerge en ellas como si estas pudieran salvarle. He sido un investigador en busca de respuestas que, una vez conseguidas, se niega a aceptarlas y sigue buscando otra como si siempre hubiese otro camino. Pero es hora de dejar le negación de lado y aceptar los hechos imperturbables que se presentan.  Siempre he querido ser uno más, incluso más que sólo uno, pero la realidad es que debo ser uno menos.
Debo ser ese número que acompaña la estadística de los difuntos.
No sé si pueda describir la frustración de verse con vergüenza ante el espejo. Saber que lo que eres, quién eres, causa más males que beneficios y en ti no nace la fuerza suficiente para cambiarte. Es frustrante porque a veces crees lograrlo, pero la vida y su circunferencia te llevan siempre al mismo lugar. Inicio desastroso del que no se puede escapar. Llegas al mismo error del comienzo, ese que tiene tus huellas dactilares y te señala como único culpable. El presente se niega a perdonar su pasado y ahí es cuando te das cuenta de que tú tampoco podrás hacerlo. Este atrapado en tu cuerpo, mente y corazón; tres adversarios que confabulan en tu contra.
¿De qué sirve luchar si no ganas la guerra? ¿De qué sirve trabajar si no obtienes beneficios? ¿De qué sirve cambiar si nadie lo aprecia? ¿De qué sirve una vida si no tiene un final feliz?
Siento una gota deslizándose por mi rostro y no sé si será sudor o una lágrima.
Hace mucho que no distingo mis sentimientos. Ya no se diferenciar entre el día y la noche; para mí, ambos son igual de opacos. Uno le sigue al otro pero vienen a ser iguales. Presagios del tiempo que no varía a pesar de las necesidades personales.
Tal vez he visto mucho de lo malo y poco de lo bueno. He visto a mi madre llorar el pie de mi cama lamentándose por tener a un hijo como yo; frustrada por no saber qué hacer conmigo. He visto a mi padre mirándome con ira y decepción; una ligera muestra de desprecio y asco se filtra en sus pupilas. Su voz me dice que soy un error en su vida. Hoy sé que tiene razón. Soy un error en su vida. Soy un error en la vida de muchos. También vi a mis familiares caer sin poder ayudarles. Vi a mis amigos alejarse sin poder pedirles que se acercaran. Vi mi corazón siendo estrujado por aquellas manos que creí que lo protegerían. He visto a alguien idéntico a mí, al otro lado del espejo, viéndome y tratando de entenderme sin lograrlo. He visto muy pocos gestos sinceros, muy pocos abrazos. No he visto reconocimientos.
¿Pero a quién puedo culpar por ellos? Si he sido una decepción para aquellos que me conocen. Esos que al leer esta carta deben estar escuchando mi voz. He sido esa promesa que jamás se cumple. Esa fecha del calendario que nunca llega. Al hablarme con sinceridad puedo enumerar todas las veces que he fallado, las veces que he mentido. Recuerdo todos aquellos momentos en los que he herido a un ser querido, muchas veces apropósito. Y aún tengo el descaro de creerme buena persona. Pero ya es hora de soltar máscaras y salir del agujero como el gusano que por se atreve a ver la luz.
Mis fracasos solo me incumben a mí y se engrandecen ante el logro de otros. Tengo miedo a convertirme en un envidioso.
No sé cómo tuve el atrevimiento de aspirar a la grandeza. Como creí poder llegar a ser como aquellos que admiro. Creí estar construyendo un legado, iniciando una leyenda, pero la verdad es que solo estructuro un castillo de arena que se derrumba cuando sube la marea. No sé cómo creí poder ser inmortal en las mentes que conocerían mi arte. Ni siquiera sé si lo que he hecho alguna vez ha sido arte. Artista es una palabrada demasiado grande, y yo soy demasiado pequeño. Soy un indigno del mérito.
La verdad es que ya no me siento con fuerzas y valor suficientes para seguir afrontando mis errores, mis defectos. Mi intelecto me lleva hacia opciones pragmáticas, pero he intentado seguirlo muchas veces y hasta ahora no me ha funcionado. Ya no quiero seguir pagando. Soy como ese preso que suplica por la pena de muerte porque no puede soportar la vida tras las rejas; sabe que la libertad es imposible, así que acude a la opción más cercana. Opción contundente.
Estoy harto y cansado de vivir en los “tal vez”, de esperar por el “algún día”, de vagar entre los “ya llegará”. Creo en el amor, pero llevo mucho esperándolo sin tocarlo; creo en él pero no sé si llegará. Creo en mi talento y llevo años forjándolo, pero no sé si algún día me funcionará. Creo en los amigos esperando encontrar buenos, al menos esto lo he logrado. Creo en un futuro, pero me duele no saber cómo será.  Me siento como un náufrago que va sobre la balsa a la deriva esperando ver en el horizonte alguna orilla. Siempre esperando. Esperando que todo salga bien, que todo funcione algún día, pero esa fecha jamás llega. Todo es demasiado ambiguo, demasiado inseguro; nadie te asegura nada y vives en la constante incertidumbre basándote en la esperanza, en la fe ciega que no te sirve de nada. Todo sigue saliendo mal. La balsa se hunde.
Si mi partida le duele a alguien, le ruego que me perdone. Saben que llevo demasiado tiempo tratando de ayudar a los demás, tratando de darles consuelo; a veces sacrificando mi propio ánimo. Hoy quiero rendirme ante una opción egoísta y cumplir mi capricho. Porque sí, la muerte es un capricho, pero uno delicioso. Que irónico terminar mi vida con el mal que quería erradicar.
Hay tanto que me viene a la cabeza en este momento… Los besos que debí robar pero no tuve el valor. Las revelaciones que debí confesar pero me callé. Los días en que debí pararme y luchar, pero me mantuve acostado. En este mundo de ciegos creí ser el tuerto, pero fui el más ciego de todos. Me construí realidad queriendo hacerlas partes de mi vida, pero fueron quimeras que hoy en día me caen encima
Me rindo.       
Por favor no se sorprendan. En el fondo ustedes sabían que lo haría.
El momento es propicio, mi casa está vacía. ¿Destino?
Si estoy equivocado y Dios existe, tal vez nos volvamos a ver. Si no, no quiero que me recuerden como lo que fui, sino como lo que pude ser.
Mi vida ha sido una pantomima tragicómica, creo que ese sería un buen epitafio. Un “quiero pero no puede”, un “algún día lo lograré”. Pero vamos, ya estoy cansado. Incluso estoy aburrido, aunque tal vez esa no sea la palabra correcta.
Háganle llegar esta carta a quien le interese leerla.
Perdónenme, en serio, perdónenme. Lo que más me duele es fallarles pero parece que es lo único que sé hacer. A los que les prometí estar siempre a su lado les estoy fallando; perdónenme por no cumplir mi promesa. A los que les hablé de un futuro mejor, no sigan mi ejemplo. Luchen. Pueden conseguir lo que yo no. Por mi parte seguiré el ejemplo de esa persona a la que casualmente también le fallé. La extraño mucho. Ojalá podamos reunirnos. Tal vez nos arrepintamos juntos de esta decisión.
Me voy dejando una novela incompleta, aunque eso me parece un buen paralelismo con mi vida: Una novela incompleta, de una vida incompleta, finalizada por un hombre que siempre se sintió incompleto.
Si te dije que te amé, no dudes que lo dije en serio. Si te dije que te quiero, tal vez debí decirte que te amaba. Mis secretos se van conmigo. Es lo mejor.
Hay unos versos que se me ocurrieron camino a mi casa y que los repetí una y otra vez.

Con un brebaje mortal,
poco me importa ya.
Es hora de terminar.
Esta es mi nota de suicidio.