29 abr 2016

Mi Opinión de: Fuck Society

Este es el inicio de una nueva sección. Como su nombre lo indica, es donde daré mi opinión sobre diversos temas: sobre algún video, alguna canción, alguna noticia, imagen, etc. ¡Pero ojo! No serán reseñas, no diré que es lo bonito y que es lo feo de aquello de lo que esté hablando, esa no es la idea. Lo que expresaré serán los pensamientos que dicho objeto me produzca.

Probablemente se preguntaran “¿Qué tiene de interesante saber tu opinión?”, yo les respondería que tal vez estén de acuerdo, tal vez les llame la atención, pero en realidad no tengo ni idea de que sería lo divertido. “¿Entonces por qué lo haces?” Porque me da la gana (espero no sonar muy altanero, pero vamos, para eso es un blog, para hacer lo que quieras).
¡Comencemos!
FUCK SOCIETY



Me quiero disculpar con ustedes, no pude encontrar el video subtitulado en español en Youtube, sino en Facebook y aquí se los dejo: Fuck Society en Facebook  De todas formas aquí también les dejaré el video original en Youtube con subtítulos electrónicosFuck Society en Youtube

Es muy importante que lo vean antes de continuar.

El video es una escena del primer capítulo de la serie Mr Robot, la cual relata la historia de Elliot Alderson, un joven pirata informático con trastornos antisociales el cual es reclutado por un anarquista apodado Mr Robot, el líder y fundador del grupo Fsociety que busca destruir empresarios multimillonarios que poseen el control del mundo. Quiero aclarar desde el inicio que mis palabras no van dirigidas a la serie; jamás he visto un solo capítulo de ella y, por lo que sé, recibe excelente críticas y es muy aclamada. Si ya vieron el video seguramente les llamó la atención; pero mi critica, mi opinión, es sobre lo que dice el personaje.

“¿Es por qué todos colectivamente pensamos que Steve Jobs fue un gran hombre a pesar de saber que ganó millones a cuestas de niños?”

El tema de la explotación infantil no es nuevo para nadie, así como tampoco lo es las infinitas críticas y denuncias que ha recibido Apple por ello.

Yo quiero decir algo: A Steve Jobs no se le recuerda como un gran hombre por haber sido bueno o no, simpático o no, sino porque, se le mire por donde se le mire, el hombre fue un innovador. Un genio visionario que supo arrancar la era moderna. Es por ello que se le admira tanto; por haber logrado eso con lo que tantos soñamos.

Es cierto que su empresa  contrató compañías donde la mano de obra son niños, pero aquí hay algo donde todos debemos detenernos a pensar. Y es que estás fábricas, universalmente endemoniadas, existen porque muchas veces son necesarias. No, no estoy diciendo que la explotación infantil es buena, o que sea lo correcto; digo que muchos de esos niños trabajan ahí porque lo necesitan. Porque ese trabajo les sirve de sustento para sus familias atrapadas en la pobreza. Hay que entender que el mundo no funciona igual en todos lados; y lo que aquí vemos como un acto horrible, en otra región es un mal necesario e, incluso, un acto de esperanza. Ya se han visto casos de infantes cuyos jefes son denunciados y ellos no disfrutan de su libertad, sino que se dedican a buscar otro sitio donde trabajar. Muchas veces estas fábricas son la única oportunidad que tienen para salir adelante, nos duela lo que nos duela. Es horrible, lo sé, pero es la realidad.

Lo verdaderamente monstruoso son las condiciones en las que trabajan esos niños, con salarios pocos dignos e higienes deplorables. Creo que ese debe ser el punto ataque. Crear sindicatos y leyes que regulen dichas fábricas para que ofrezcan condiciones laborales tan buenas como las de cualquier adulto. Recuerden que la explotación infantil no es una causa sino una consecuencia de la pobreza; si les damos a esos niños una oportunidad de ganar el dinero que necesitan, les demostramos que el trabajo vale la pena y que pueden aspirar a un futuro mejor, se cambiará más el mundo que simplemente insultando a Jobs por usar lo que tenía a la mano.

Recuerden que Apple no es la única multinacional que ha cometido este pecado, le acompañan otras como: Tommy Hilfiger, Timberland, H&M, Adidas, Nike, McDonalds, Monsanto, entre muchas, muchas más. ¿Por qué Apple es el más señalado? Porque así funciona el amarillismo; se agarran de un objetivo y lo atacan sin descanso a pesar de que haya otros haciendo lo mismo o peor.

“¿O quizá es porque parece que todos nuestros héroes son falsos?”

Por alguna razón, muchos tienden a glorificar sus héroes. Los ven como seres perfectos, carentes de errores, que llevan una bandera blanca y pura guiándolos hacia un mundo mejor; pero luego, cuando descubren la verdad, la decepción los golpea con la furia de la incoherencia y entonces empiezan a pensar que todo está mal, que todo es una farsa…

Dios…

Yo tengo mis héroes (hablaré de ellos en otra publicación), y  la razón por la cual los admiro es que son hombre que no ocultan sus defectos, sino que los dejan servidos sobre la mesa, aceptándose como son, pero esforzándose para superarse con la ayuda de la sabiduría adquirida por los años. Si alguien te decepciona, si tu ídolo no es cómo quieres que sea, tienes dos opciones: Aceptar sus fallos o buscarte otro modelo a seguir. Pero por más que busques, nunca encontrarás a alguien que cumpla con todas tus expectativas. Hay quienes criticar  a Luther King y Mandela por ser demasiados blandos,  a Malcon X por lo contrario. Incluso yo crítico a Gandhi llamándolo extremista. Siempre vamos a encontrar algo que no nos guste, pero eso no implica que dejen de ser héroes.
(Pero claro, en la escena colocan la imagen de un hombre como Cosby. Que objetivos…)

“Nuestras redes sociales falsificando la intimidad”

Aquí es cuando todos comienzan a gritar “¡FBI! ¡La CIA! ¡Estados Unidos!” pero hay algo curioso que nadie se detiene a pensar: las redes sociales no son obligatorias. Nadie te amenaza con un cuchillo para que te crees un perfil en Facebook y empieces a publicar y subir fotos; si no te gusta la poca privacidad que eso conlleva, no lo hagas y punto. Si aun así decides hacerlo, ninguna red social te fuerza a colocar más datos de los necesarios. Yo,  en mi perfil de Facebook, no tengo mi número de teléfono, ni la institución donde estudio. Las redes sociales muestran tanto de ti como tú se los permitas; si te la vives publicando donde estás, donde estarás en una hora, que estarás haciendo, con quién, y una foto para acompañar el momento, no te quejes de tener poca privacidad. Y sí, es verdad, por medio de ellas se puede obtener la dirección de tu casa, pero esto se consigue incluso rastreando el GPS de tu teléfono, u ojeando en los registros públicos; o del modo tradicional: preguntándole a un conocido tuyo. Y sí, lo sé, Facebook ha vendido datos personales al FBI, pero esos datos están ahí porque tú los pusiste, tú te registraste, seguramente sin leer el contrato de condiciones que todos nos saltamos. Además, tampoco es ningún secreto; todos esos datos tuyo los tiene tu gobierno, y a cualquier agencia de seguridad nacional le bastaría con decir “por favor” y “gracias” para obtenerlos.

“Queremos estar sedados”

Cuando eres escritor, te interesa saber del arte; cuando eres músico, buscas información sobre la música. El mismo principio funciona para todo. Dependiendo de cuales sean tus intereses determinará la información que posees e incluso las personas con las que te rodees. Como miembros la sociedad, tenemos la casi obligación de estar informados sobre lo que sucede en nuestra comunidad. Somos parte de algo mayor y nuestro deber es aportar lo que podamos. Las noticias, las redes sociales, las cadenas de mensajes; todos son medios para estar conscientes de lo que ocurre en el mundo. Pero seamos sinceros, en este planeta suceden demasiadas cosas para estar pendiente de todo. Como personas individuales tenemos nuestras propias vidas que vivir; las metas que nos señalamos, esa que deseamos alcanzar pero que nunca tocaremos si nos detenemos a cada momento para llorar por lo que sucede al prójimo. Y no es ser egoísta, es ser sincero. Podemos ser solidarios y aportar nuestro grano de arena para quien lo necesite, pero se debe hallar cierto equilibrio para no poner la vida de otros por encima de la nuestra y viceversa. Hay momentos para ayudar, hay momentos para reflexionar, momentos para progresar; pero también hay momentos para divertirse, para relajarse y olvidarse por un ratico de los problemas. No tiene nada de malo que una persona se adentre al cine con la única intención de divertirse,  o que se siente a leer un libro que no le aporta nada a nadie más que su propia tranquilidad. Salir a divertirte con amigos o comprarte algo bonito por mero capricho no te hace inconsciente, te hace humano. Somos seres buenos y seres malos al mismo tiempo. El yin y el yan.

“Fuck society”

Elliot Alderson es un personaje, pero me recordó a muchos adolescentes y jóvenes adultos pseudo-intelectuales que gustan de sentir que están en contra del sistema. Piensan que están un paso por encima de las masas, de los gobiernos y las multinacionales. Dicen conocer la verdad de las injusticias y poseer la razón sobre temas sociales que hombres más preparados llevan un siglo debatiendo. Personas como Elliot Alderson existen, y no porque sufran de algún trastorno; ellos creen que pensar así les hace más inteligentes y los convierten en seres superiores. Seguro tú, al igual que yo, te has encontrado con muchos que actúan de ese modo. Hoy quisiera reunirlos y darles una bofetada uno por uno. Si eres un Elliot Alderson como el que aparece en la escena (no sé cómo será le evolución del personaje a medida que avance la serie. Repito: me limito al video), quiero decirte algunas cosas:

Estar consciente de los muchos problemas sociales que existen es un paso adelante hacia la superioridad intelectual, no lo niego; pero dar un paso no es ganar el maratón. De nada sirve tener la capacidad para evaluar los problemas de un país si cuando llegas a las conclusiones te quedas ahí. De poco o nada sirve enfrascarte en los conflictos sin ofrecer soluciones; te quedas estacando en un círculo deprimente porque el que deambulas esperando un cambio sin entender que ese cambio empieza por ti. Y no tienes porque que crear grandes empresas no gubernamentales (aunque si lo haces, perfecto), para sentir que estás haciendo algo; con pensar en soluciones ya estás haciendo un gran aporte para la sociedad. Porque, te guste o no, la odies o no, eres parte de la sociedad; todo lo somos y no podemos escapar. Somos una hormiga más en el hormiguero y nos corresponde hacer nuestro trabajo.
No te quedes callado.

No importa que tan grande sean tus ideas, se quedaran como fantasmas si no las expresas. Tienes que levantar tu voz en pro a lo que consideras correcto. Debes hablar. Si das tu opinión, tu voz le puede llegar a otro, y esa persona le comunicara tu pensar a otra; así es como se crea la cadena del cambio, porque si tienes razón, estarás influenciando la sociedad por el buen camino.

Ser inteligente no te hacer mejor que nadie, criticar no te hace mejor que nadie. Dejas de ser parte de la solución y te conviertes en parte del problema cuando alguien te pregunta “¿Qué piensas?” y tu respuesta es:

Nada

...
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¡Gracias por leer!

19 abr 2016

Inopia


Inopia

Ojalá la Inopia de mí se apoderase, pues bajo sus encantos caería en un letargo eterno; un descanso sereno libre de melodramas; ajeno a esta tragicomedia que ríe al llorar y llora para poder reír. Bajo la Inopia, bajo su manto, podría olvidar lo aprendido, desplazar lo soportado y destruir lazos fuertes y bellos, pero con espinas adyacentes; pues si bien las flores de olores se nutren, siguen siendo venenosas para el que decida sobre ellas acostarse. Y es por ello, y por poco más, que a la Inopia espero en este incomodo silencio; acostado sobre un campo de flores donde su veneno no es compensado por el olor en desprendimiento. Inopia sea bienvenida, como el estado del coma en el cual despertaría solo en un selectivo día. Inopia, aparece, pues los pensamientos enloquecen así como los deseos, secretos y mentiras. Mentiras dichas con intención noble, mas son un suicidio ahorcado desde un roble.
Conciencia dormida, conciencia domada. Importancia máxima, importancia reducida, y así casi desaparecida su valencia, se presta para la ignorancia e ignora la sapiencia. Simplemente regenta hechos presentes con ojos ciegos a tiempos remotos, ya sean pasados o futuros. Las fantasías se convierten en hojas en blanco, pues su existencia embellece la realidad que a la vez se retuerce por la verdadera inexistencia de ellas. Simplemente olvidar y no importar, eso promete la Inopia. Como un niño que aprendiendo a caminar se cae para luego levantarse sin guardarle rencor al suelo, a sus pies o a su torpeza.
Inopia, amante de la mente alelada.
Inopia, si vas a llegar, llega de una vez; y si no entonces envía tu carta de disculpas por correo, por mensaje; amarrada al pie de un ave que perseguiré por extraños parajes, rodeando arbustos y árboles, con la esperanza de hallar en tu letra una carta de presentación y no de adiós, aun sabiendo lo que el ulular pronostica.
Tal vez sea de los múltiples condenados, penados por múltiples razones. Comienzo a pensar que el tumulto se une y se clasifica para darle sentido al hecho de conocer las preguntas, las respuestas, y aun así no resolver los problemas. El problema viene en la sangre. Y de ser así, Inopia, no nos conoceremos hasta que busque modos alternos de hallarte y poseerte, aunque estos lleven a disminuir el tiempo en la tierra.

Inopia, si ahí estas, me entrego a ti sin más.

8 abr 2016

Que curioso

Qué curioso


Es curioso, muy curioso. Es curioso verte caminar a mi lado, desviando tu mirada en dirección opuesta cómo si no conocieras a este que te observa. Es curioso cómo sigues tu camino sin tan siquiera manifestar conocimiento de mi presencia, como ignoras mi existencia como si fuese una roca más en tu camino, un peatón más en tu calle, una nube más en el cielo.
Es curioso cómo pasamos de ser todo a ser nada; cómo el deseo se convirtió en silencio y mi nombre desapareció de tus labios; aquéllos que tan ansiosamente se unían a los míos en el furor de la noche, bajo la atenta mirada de Dios, bajo el cobijo de nuestro cuerpo.
Es curioso cómo los gemidos se convirtieron en simples saludos. Cómo el silencio es señal de aquella indiferencia tan diferente de lo que alguna vez fue. Tal vez fue un sueño y solo yo recuerdo tus manos sujetando mi espalda, tu cuello en mis labios, y mi lengua, juguetona, divirtiéndose con tus poros. Tal vez nunca sucedió, tal vez sí. Quien nos viese hoy pensaría que somos dos desconocidos, tan fríos como dos témpanos de hielo, sin reconocer que fuimos un mar en nuestra alcoba, produciendo con tus caderas las olas que nos liberaban de la monotonía.
Todo fue casual, sí; pero lo casual no quita la pasión. Esa desmedida pasión que nos arrancó suspiros y horas de sueño. Esa pasión que nos llevó a dormir plácidamente unidos bajo un mismo techo, entrelazados con nuestro cuerpo. Aún recuerdo la suavidad de tu piel, el arco en tu espalda, el calor de tus piernas, la comodidad al acostarme sobre tus senos. Recuerdo haberte besado desde tu sien hasta tu talón, bajando por tu espalda y subiendo por tu entrepierna. Te recuerdo sobre mí, con los ojos cerrados y tus manos en mi pecho, moviéndonos en un solo ritmo, como si estuviéramos conectados por algo más que nuestros cuerpos.
Yo estuve dentro de ti, y sé que no lo has olvidado.
Pero es curioso, muy curioso. Curioso pensar que tanta euforia pueda desvanecerse con el soplar del tiempo. Como las horas tienen el poder de desaparecer un grito acalorado, un gemido de deseo; pasando de obsesos a desconocidos. No sé cuántos amaneceres han pasado desde la última vez que aspire tu  aroma, pero dudo que hayan sido suficientes. ¿O lo fueron? Si tuviera el descaro de  sujetar tu mano al verte pasar, aferrarte a mí y besarte frente a la atenta mirada de tus vecinos, ¿qué ocurriría? ¿Regresaríamos en el tiempo? ¿Renegarías de mí? Tal vez deba arriesgarme.
Casual, tal vez; vacío, jamás.

Qué curioso